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Tanta frustraci�n en la polic�a puede ser perjudicial para la sociedad civil

Marzo 05, 2013
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Dado el clima de incertidumbre pol�tica con el incumplimiento de las promesas de campa�a del presidente de la Rep�blica Ollanta Humala, la creciente inseguridad ciudadana, la dificultad para combatirla, y las infructuosas incursiones en el VRAEM. Puede ser este, un caldo de cultivo para que las fuerzas del orden vean en la poblaci�n que sale a protestar una oportunidad para desatar su frustraci�n contenida.�

Vale precisar que en su lucha contra la delincuencia y el narcoterrorismo, la polic�a ha tenido un duro rev�s, primero por la dificultad y hasta impotencia de enfrentar en el Valle de los r�os Apur�mac, Ene y Mantaro (VRAEM) a las remanentes de Sendero Luminoso asociadas al narcotr�fico, segundo por la imposibilidad de acabar con la delincuencia y el crimen organizado por la flexibilidad de un Nuevo C�digo Penal duramente cuestionado.�

A esto se a�ade el hecho que nuestra polic�a sea de las peor pagadas en Sud Am�rica, entonces, tanta frustraci�n la considero socialmente peligrosa, letalmente represiva y oportunamente ultramontana.

Y digo esto porque en este momento la opci�n autoritaria hace sentir sus pasos cerca, muy cerca de palacio de gobierno. La polic�a, dada su frustraci�n, pueda verterla con los gent�os desarmados de indios, cholos, docentes, obreros, ambulantes y transe�ntes. Y esto, con la posibilidad de arremeter contra los periodistas que no se alinean con el pauteo gubernamental.

Reci�n, en una manifestaci�n del SUTEP en la catedral de Chiclayo, se pudo observar a la gendarmer�a arremeter contra docentes y alg�n “lorna” que se les cruce por el camino, la idea (digo es un decir) es evitar que los docentes en sus marchas manifiesten situaciones incomodas para el gobierno, todo para acallar las voces opositoras o las que simplemente le piden� a Ollanta que cumpla lo que prometi�, o es su defecto, diga de una vez que el modelo continua y que su inoperancia es dif�cil de ocultar.

Tengo la convicci�n que en un pa�s donde los partidos pol�ticos carecen de la organicidad que requieren, donde parecen haber sufrido un ataque de inanici�n doctrinal, la gente que voto por el comandante, simplemente espera de �l, lo que parec�a iba hacer; luchar contra la corrupci�n y arremeter de verdad contra el flagelo de la inseguridad ciudadana. Esta situaci�n debe ser preocupaci�n y motivo de an�lisis de la actual coyuntura, trabajo que en conjunto deben hacer autoridades pol�ticas y policiales.����

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